Y sí, hoy salí a pagar impuestos, a comprar tinta para la impresa; estaba bueno para eso: nublado y fresco. Anoche tuvimos que ponernos una colchita.
Justo me paro en una librería enfrente de la Facultad (ni entré, recién el 14 debo reintegrarme) y allí me llamó la atención un libro de Louis Aragon. No siempre las vidrieras de las librerías rosarinas ostentan a un poeta, pa colmo surrealista y de los raros. Se llama Una ola de sueños y lo editó Biblos. Traducción, notas y estudio preliminar de Ricardo Ibarlucía.
Cuando terminé de revisarlo, para ver si me lo compraba, otro libro llamó mi antención: Poemas completos de Néstor Perlongher, el poeta y activista gay argentino. Yo tenía una deuda con él: no tener ninguno de sus libros. Así que esta edición del 2003 de Seix Barral mi viene muy bien. Hay muchos poemas que me gustan de él, otros me interesan. Pero el tipo tenía una dulce acidez en su lengua poética que la torna casi única en nuestra lengua latinoamericana.
Así que aquí estoy con estos dos nuevos libros que esperarán un poco para ser leidos. En realidad cuando se trata de un libro de poemas, mi avance hacia ellos es furtivo, de hojas desencontradas, haciendo otro índice de lectura. Es decir: no puedo empezar por la primera hoja, necesariamente. Lo de Aragon se complica más porque es un texto poético en prosa, y además me interesa mucho el corpus crítico con datos, etc.
Pero hoy sigo con don Esteban. Ustedes ya lo conocen. Ya estoy muy cerca de darle los últimos toques a mi trabajo escrito. ¿Por qué este trabajo para pode rendir? Porque rendiré como alumna libre.
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